miércoles, 24 de noviembre de 2010

EL DOMINGO 28 DE NOVIEMBRE COMIENZA EL AÑO LITÚRGICO

Síntesis para recordar el Año Litúrgico:
  • El año litúrgico empieza con El Adviento (son las 4 semanas antes de Navidad).
  • Cuando llega la Navidad comienza el Tiempo de Navidad (este tiempo va desde el Nacimiento de Jesús hasta el Bautismo del Señor).
  • Después de la fiesta del Bautismo del Señor empezamos el Tiempo Ordinario que son unas 33 ó 34 semanas en cuyos domingos no se celebra ningún acontecimiento especial en la vida de Jesús. El tiempo ordinario queda interrumpido por:
  • La Cuaresma (son los 40 días antes de Semana Santa).
  • La Pascua (son los 50 días posteriores a la Resurrección de Jesús. Este tiempo acaba con la fiesta de Pentecostés).
  • Con la fiesta de Pentecostés volvemos de nuevo al Tiempo Ordinario hasta llegar de nuevo a la fiesta de Jesucristo, Rey del Universo con el que termina dicho tiempo.
  • Una vez terminado el tiempo ordinario volvemos otra vez a comenzar el Adviento y vuelve a comenzar otra vez todo el proceso.

Los colores litúrgicos:

  • Tiempo de Adviento: el morado.
  • Tiempo de Navidad: el blanco.
  • Tiempo Ordinario: el verde.
  • Tiempo de Cuaresma: el morado.
  • Tiempo de Pascua: el blanco.
  • Tiempo Ordinario (segunda parte, después de Cuaresma y Pascua y hasta la fiesta de Jesucristo Rey del Universo): el verde.
HISTORIA DEL CALENDARIO LITÚRGICO

"La ordenación de la celebración del año litúrgico se rige por el calendario, que puede ser general o particular, según esté concebido para uso de todo el rito romano o para alguna iglesia particular o familia religiosa" (NUALC 48). Estas palabras de las Normas universales sobre el Año litúrgico y el Calendario definen el objeto del calendario litúrgico y establecen el ámbito de su contenido, según se trate del calendario general o de los calendarios particulares.

El calendario general contiene el ciclo total de las celebraciones del misterio de Cristo, es decir, el propio del tiempo, que constituye la estructura fundamental del año litúrgico (cf SC 102), al que se une el santoral (cf SC 103-104). Los calendarios particulares han de combinarse con el calendario general y recogen aquellas celebraciones propias o más relevantes de las iglesias particulares -y también de las naciones y regiones- y de las familias religiosas, generalmente en honor de los santos y beatos que tienen alguna vinculación especial con aquéllas y éstas. El calendario general es obligatorio para todos los fieles del rito romano, mientras que los calendarios particulares lo son en el ámbito que les es propio.

La reforma litúrgica del Vaticano II se ocupó de la revisión del calendario general y dio normas para la confección de los calendarios particulares de acuerdo con el siguiente principio: "Para que las fiestas de los santos no prevalezcan sobre los misterios de la salvación, déjese la celebración de muchas de ellas a las iglesias particulares, naciones o familias religiosas, extendiendo a toda la iglesia aquellas que recuer­den a santos de importancia realmente universal" (Sacrosanctum Concilium 111).

El calendario litúrgico ha estado siempre formado por el conjunto de fiestas observadas por la iglesia, dispuestas en los días propios del año. Ahora bien, algunas fiestas no han tenido nunca día fijo. Son las llamadas fiestas movibles, que varían cada año juntamente con la solemnidad de la pascua, de la cual dependen. Las fiestas fijas se celebran todos los años en el mismo día del mes, salvo traslado accidental.

La solemnidad de la pascua de resurrección, cuya fecha ha estado siempre ligada a la pascua de los judíos -celebrada el 14 de nisán, mes que cae entre el 13 de marzo y el 11 de abril-, sufre una oscilación que va desde el 22 de marzo como fecha más temprana al 25 de abril como fecha más tardía, ambos días inclusive. Esta movilidad afecta no sólo a las fiestas que están relacionadas con pascua, sino también al número de semanas del tiempo ordinario entre el domingo del bautismo del Señor y el comienzo de la cuaresma, y después del domingo de pentecostés.

La fijación cada año de la fecha de la fiesta de pascua y de las restantes celebraciones del calendario dio lugar al llamado cómputo eclesiástico o conjunto de cálculos para determinar la correspondencia entre los ciclos lunar (del que depende la fecha de la pascua), solar y litúrgico, resolviendo también otros datos como la epacta, el número áureo, la indicción y las letras dominicales del martirologio. Las nociones principales del cómputo eclesiástico se recogían en los libros litúrgicos anteriores al Vaticano II. Actualmente el misal y la liturgia de las horas insertan al principio, junto con el calendario general y la tabla de la precedencia de los días litúrgicos, las tablas de las principales fiestas movibles del año litúrgico para un período de años.


El uso de un calendario estricta­mente eclesiástico se remonta a los primeros siglos cristianos. Probablemente su origen se encuentra en los dípticos o tablillas donde estaban escritos los nombres de los mártires y de los obispos de cada iglesia, con la indicación del día de su muerte (el dies natalis) o sepultura (la depositio). Los dípticos tuvieron uso litúrgico en las intercesiones de la plegaria eucarística (rito romano) y en las preces por los oferentes (rito hispánico). También dieron origen al martirologio, catálogo de santos dispuestos según el orden del calendario y en el que están inscritas además las fiestas celebradas en fecha fija.

El más antiguo calendario eclesiástico de la iglesia de Roma llegado hasta nosotros es el extracto copiado por Furio Dionisio Filocalo hacia el año 354. El documento se remonta, no obstante, al año 336, y contiene la Depositio Martyrum romana y la Depositio Episcoporum romana, catálogo de los mártires y papas venerados en Roma a mediados del siglo IV. En la cabecera de la lista de los mártires figura una indicación preciosa: VIII Kal. lan.: Natus Christus in Betleem Iudae, la primera noticia existente sobre la fiesta de navidad el 25 de diciembre. También figura el 29 de junio, el (dies natalis) Petri in Catacumbas el Pauli Ostiense.

Más rico aún que el calendario de Filocalo son el calendario de Polemio Silvio (siglo V) y el Kalendarium Carthaginiense (siglo VI), que contiene los natalicios y las deposiciones de los mártires y obispos africanos, junto con los nombres de santos romanos y de otras regiones. Todas las iglesias de la antigüedad, hasta bien entrada la edad media, contaban con sus catálogos de dies fastos y de aniversarios de santos, entre los que predominaban los mártires.

En España se conoce el Ordo sanctorum martyrum, de los siglos V­, VII, llamado también calendario de Carmona, esculpido en dos columnas, desgraciadamente con la mitad de la lista: desde navidad hasta san Juan Bautista (24 de junio). Contiene doce fiestas, además de la natividad del Señor, en las que son celebrados, además de san Esteban, san Juan Evangelista y san Juan Bautista, los mártires hispanos Fructuoso y compañeros de Tarragona, Vicente de Zaragoza, Félix de Sevilla y otros. Después hay que esperar hasta los siglos X-XI para encontrar los calendarios propiamente litúrgicos, correspondientes a los libros de la liturgia hispánica. Fueron publicados por primera vez por M. Ferotin en su edición del Liber Ordinum, y modernamente por J. Vives. El santoral de estos calendarios abarca un mínimo de cien celebraciones comunes a todos ellos. Después de la desaparición del rito hispánico, los calendarios romanos en España siguieron conservando algunos de los santos más venerados de la liturgia hispánica.

En la liturgia romana se puede seguir la evolución del calendario litúrgico a través de los sacramentarios y de los comes y capitularia de las lecturas. La característica frecuente de estos testimonios, que llegan hasta finales del siglo VIII, es la no separación, como ocurre en los libros litúrgicos actuales, de las celebraciones del propio del tiempo y las del santoral; las fiestas de los santos se intercalan entre el propio del tiempo, y siempre tienen lugar en el dies natalis. Cuando en un mismo día coinciden varios santos, cada uno tiene su misa, a no ser que tengan relación entre sí. En esta época de la liturgia no habían entrado aún en el calendario las celebraciones de santos marcados por la leyenda.

A partir del siglo IX y durante toda la baja edad media el calendario se multiplica por influjo de actas y pasionarios de mártires, apócrifos muchas veces. Al mismo tiempo se produce una sistematización de las categorías de los santos y se procura completar éstas: por ejemplo, todos los apóstoles debían tener su fiesta, se ampliaban las listas de papas santos -a muchos se les suponía mártires- y se formaban colecciones de santos sin apenas rigor histórico. Las reformas del Misal Romano, publicado en 1570, y del Breviario de 1568 supusieron una drástica simplificación del calendario litúrgico de acuerdo con los principios de la ciencia histórica y hagiográfica de aquel tiempo. Sin embargo, a pesar de que desde san Pío V los libros litúrgicos estaban bajo la autoridad suprema de la iglesia y solamente la Sagrada Congregación de Ritos (creada en 1578) podía autorizar la misa y el oficio propios de un santo, el hecho es que, en vísperas del Vaticano II, el santoral amenazaba con ahogar la celebración de los misterios del Señor, no habiendo bastado las reformas parciales de los años 1671 (Clemente X), 1714 (Clemente XI), 1914 (san Pío X) y 1960 (Juan XXIII).

En efecto, en los cuatro siglos que transcurren desde la promulgación de los libros litúrgicos reformados según las disposiciones del concilio de Trento hasta el Vaticano II, se habían introducido ciento cuarenta y cuatro santos en el misal y el breviario. Entre ellos estaban las grandes figuras de esta época, pero también numerosos santos cuyo culto era muy restringido; por ejemplo, los santos pertenecientes a las casas reales europeas. Por otra parte, la inmensa mayoría de los santos con misa y oficio eran religiosos, con enorme predominio de los italianos y franceses. El calendario litúrgico, en estas condiciones, ni era verdaderamente universal ni siquiera representativo de la santidad reconocida en la iglesia.

Adviento

martes, 2 de noviembre de 2010

“El origen del hombre”: documentales que “centran” los patinazos de Stephen Hawking

En ellos, 30 científicos distinguen entre la ciencia real y el cientifismo o la metafísica atea

“El Origen del Hombre” es una serie de nueve documentales de Goya Producciones que investigan el desarrollo del Universo desde el “Big Bang” hasta los primates, los homínidos, y el triunfo del “Homo Hapiens”. La serie se plantea las grandes preguntas: ¿cómo nació el Universo? ¿surgimos por azar?, ¿hubo una inteligencia que guió la evolución?

Entre los 30 científicos y expertos consultados en esta serie, los hay creyentes (judíos, católicos o protestantes) y los hay que no tienen afiliación religiosa.

Christian de Duve, premio Nobel de Medicina y experto en bioquímica, recuerda en el reportaje que la teoría de que el mundo era eterno ya la defendía el astrónomo Fred Hoyle, quien inventó el nombre despectivo “Big Bang” para referirse a la teoría que defendía el sacerdote y físico Georges Lemaître, a la que acusaba de ser “demasiado religiosa”. Cuando años después se pudo rastrear la “radiación de fondo”, el “eco” del Big Bang, quedó claro que la física del cura Lemaître era la correcta.

Michel Ghins, filósofo belga de la Universidad de Lovaina especializado en filosofía de la física, afirma en el documental que la teoría de “los universos múltiples” fue ideada directamente para escapar a la hipótesis de un Dios creador del mundo. Además de no tener ninguna base empírica ni física, Ghins considera que incluso si hubiese múltiples universos… ¿qué impediría a Dios ser el autor de todos ellos? Dios sería, incluso, “más” Creador todavía.

Para Evandro Agazzi, de impresionante currículum filosófico (Presidente de la Academia Internacional de Filosofía de la Ciencia, en Bruselas; Presidente Honorario de la Federación Internacional de Sociedades Filosóficas; Presidente Honorario del Instituto Internacional de Filosofía, en París) el azar no puede explicar la existencia del mundo. Afirma que los que creen explicarlo todo a partir de alguna ciencia positiva caen en una “actitud reduccionista que en realidad es anticientífica”. [Véase, por ejemplo, esta entrevista que se le realizó en español en la Universidad de Navarra ].

Thomas Glick, especialista en Historia de la Ciencia de la Universidad de Boston, critica que haya “fundamentalistas del materialismo” que se fabrican una especie de religión o metafísica, “pero nadie confunde esto con ciencia”.

Werner Arber, microbiólogo suizo y Premio Nobel de Medicina por sus trabajos sobre los enzimas de restricción (el “corta y pega” que hoy usan todos los genetistas) no ve incompatible los datos científicos con una lectura razonable de la Biblia. “Yo puedo leer en el Génesis, al comienzo del Antiguo Testamento, que el mundo fue creado en varios periodos, y para mí, esos varios periodos son precisamente evolución”, afirma.

Cees Dekker, premiado especialista holandés en biofísica molecular, recuerda que “el método de la ciencia por si mismo no es cristiano ni es ateo. Ciencia y religión no están en conflicto. Y la ciencia en sí misma encaja muy bien con la visión cristiana del mundo”.

Los documentales “El Origen del Hombre” denuncian que a la ciencia se le hace decir cosas que en realidad no dice, manipulándola al servicio de ciertas ideologías, entre ellas el darwinismo ideológico. En el capítulo dedicado a Darwin, por ejemplo, se recuerda que el naturalista inglés fue manipulado a favor del racismo, tanto por parte del marxismo como en la Alemania nazi y en Estados Unidos. La Iglesia católica, por su parte, no condenó a Darwin y dictaminó que la evolución podría haberse dado dentro de la creación, sin excluir que fuese querida y guiada por Dios. La serie señala los excesos del ateísmo ideológico por un lado, y por otro de los fundamentalistas que hacen una lectura literalista de cada frase de la Biblia.


lunes, 25 de octubre de 2010

Día de Todos los Santos

FIRMA CONTRA EL HAMBRE

Por favor entra en el link y firma contra el "HAMBRE EN EL MUNDO" no cuesta nada. Es una campaña para presentar el proximo mes de noviembre a los jefes de estado la firma de millones de ciudadanos. Es una iniciativa de un grupo de personas famosas de todo el mundo sensibilizadas con el drama del Hambre en el mundo. La web es muy interesante por los mensajes... buen material.
Ahora entra, mira y FIRMA.


http://www.1billionhungry.org/pisonilla/

sábado, 16 de octubre de 2010

Santa Teresa de Jesús


Santa Teresa es, sin duda, una de las mujeres más grandes y admirables de la historia. Es una de las tres doctoras de la Iglesia. Las otras dos son Santa Catalina de Siena y Santa Teresita del Niño Jesús.

Sus padres eran Alonso Sánchez de Cepeda y Beatriz Dávila y Ahumada. La santa habla de ellos con gran cariño. Alonso Sánchez tuvo tres hijos de su primer matrimonio, y Beatriz de Ahumada le dio otros nueve. Al referirse a sus hermanos y medios hermanos, Santa Teresa escribe: "por la gracia de Dios, todos se asemejan en la virtud a mis padres, excepto yo".

Teresa nació en la ciudad castellana de Ávila, el 28 de marzo de 1515. A los siete años, tenía ya gran predilección por la lectura de las vidas de santos. Su hermano Rodrigo era casi de su misma edad de suerte que acostumbraban jugar juntos. Los dos niños, eran muy impresionados por el pensamiento de la eternidad, admiraban las victorias de los santos al conquistar la gloria eterna y repetían incansablemente: "Gozarán de Dios para siempre, para siempre, para siempre . . ."

Busca el martirio

Teresa y su hermano consideraban que los mártires habían comprado la gloria a un precio muy bajo y resolvieron partir al país de los moros con la esperanza de morir por la fe. Así pues, partieron de su casa a escondidas, rogando a Dios que les permitiese dar la vida por Cristo; pero en Adaja se toparon con uno de sus tíos, quien los devolvió a los brazos de su afligida madre. Cuando ésta los reprendió, Rodrigo echó la culpa a su hermana.

En vista del fracaso de sus proyectos, Teresa y Rodrigo decidieron vivir como ermitaños en su propia casa y empezaron a construir una celda en el jardín, aunque nunca llegaron a terminarla. Teresa amaba desde entonces la soledad. En su habitación tenía un cuadro que representaba al Salvador que hablaba con la Samaritana y solía repetir frente a esa imagen: "Señor, dame de beber para que no vuelva a tener sed".

Toma a la Virgen como Madre

La madre de Teresa murió cuando ésta tenía catorce años. "En cuanto empecé a caer en la cuenta de la pérdida que había sufrido, comencé a entristecerme sobremanera; entonces me dirigí a una imagen de Nuestra Señora y le rogué con muchas lágrimas que me tomase por hija suya".

El peligro de la mala lectura y las modas

Por aquella época, Teresa y Rodrigo empezaron a leer novelas de caballerías y aun trataron de escribir una. La santa confiesa en su "Autobiografía": "Esos libros no dejaron de enfriar mis buenos deseos y me hicieron caer insensiblemente en otras faltas. Las novelas de caballerías me gustaban tanto, que no estaba yo contenta cuando no tenía una entre las manos. Poco a poco empecé a interesarme por la moda, a tomar gusto en vestirme bien, a preocuparme mucho del cuidado de mis manos, a usar perfumes y a emplear todas las vanidades que el mundo aconsejaba a las personas de mi condición". El cambio que paulatinamente se operaba en Teresa, no dejó de preocupar a su padre, quien la envió, a los quince años de edad a educarse en el convento de las agustinas de Avila, en el que solían estudiar las jóvenes de su clase.

Enfermedad y conversión

Un año y medio más tarde, Teresa cayó enferma, y su padre la llevó a casa. La joven empezó a reflexionar seriamente sobre la vida religiosa que le atraía y le repugnaba a la vez. La obra que le permitió llegar a una decisión fue la colección de "Cartas" de San Jerónimo, cuyo fervoroso realismo encontró eco en el alma de Teresa. La joven dijo a su padre que quería hacerse religiosa, pero éste le respondió que tendría que esperar a que él muriese para ingresar en el convento. La santa, temiendo flaquear en su propósito, fue a ocultas a visitar a su amiga íntima, Juana Suárez, que era religiosa en el convento carmelita de la Encarnación, en Avila, con la intención de no volver, si Juana le dejaba quedarse, a pesar de la pena que le causaba contrariar la voluntad de su padre. "Recuerdo . . . que, al abandonar mi casa, pensaba que la tortura de la agonía y de la muerte no podía ser peor a la que experimentaba yo en aquel momento . . . El amor de Dios no era suficiente para ahogar en mí el amor que profesaba a mi padre y a mis amigos".

La santa determinó quedarse en el convento de la Encarnación. Tenía entonces veinte años. Su padre, al verla tan resuelta, cesó de oponerse a su vocación. Un año más tarde, Teresa hizo la profesión. Poco después, se agravó un mal que había comenzado a molestarla desde antes de profesar, y su padre la sacó del convento. La hermana Juana Suárez fue a hacer compañía a Teresa, quien se puso en manos de los médicos. Desgraciadamente, el tratamiento no hizo sino empeorar la enfermedad, probablemente una fiebre palúdica. Los médicos terminaron por darse por vencidos, y el estado de la enferma se agravó.

Teresa consiguió soportar aquella tribulación, gracias a que su tío Pedro, que era muy piadoso, le había regalado un librito del P. Francisco de Osuna, titulado: "El tercer alfabeto espiritual". Teresa siguió las instrucciones de la obrita y empezó a practicar la oración mental, aunque no hizo en ella muchos progresos por falta de un director espiritual experimentado. Finalmente, al cabo de tres años, Teresa recobró la salud.

Disipaciones, lucha con la oración y justificaciones

Su prudencia, amabilidad y caridad, a las que añadía un gran encanto personal, le ganaron la estima de todos los que la rodeaban. Según la reprobable costumbre de los conventos españoles de la época, las religiosas podían recibir a cuantos visitantes querían, y Teresa pasaba gran parte de su tiempo charlando en el recibidor del convento. Eso la llevó a descuidar la oración mental y el demonio contribuyó, al inculcarle la íntima convicción, bajo capa de humildad, de que su vida disipada la hacía indigna de conversar familiarmente con Dios. Además, la santa se decía para tranquilizarse, que no había ningún peligro de pecado en hacer lo mismo que tantas otras religiosas mejores que ella y justificaba su descuido de la oración mental, diciéndose que sus enfermedades le impedían meditar. Sin embargo, añade la santa, "el pretexto de mi debilidad corporal no era suficiente para justificar el abandono de un bien tan grande, en el que el amor y la costumbre son más importantes que las fuerzas. En medio de las peores enfermedades puede hacerse la mejor oración, y es un error pensar que sólo se puede orar en la soledad".

Poco después de la muerte de su padre, el confesor de Teresa le hizo ver el peligro en que se hallaba su alma y le aconsejó que volviese a la práctica de la oración. La santa no la abandonó jamás desde entonces. Sin embargo, no se decidía aún a entregarse totalmente a Dios ni a renunciar del todo a las horas que pasaba en el recibidor y al intercambio de regalillos. Es curioso notar que, en todos esos años de indecisión en el servicio de Dios, Santa Teresa no se cansaba jamás de oír sermones "por malos que fuesen"; pero el tiempo que empleaba en la oración "se le iba en desear que los minutos pasasen pronto y que la campana anunciase el fin de la meditación, en vez de reflexionar en las cosas santas".

La penitencia y la cruz

Convencida cada vez más de su indignidad, Teresa invocaba con frecuencia a los grandes santos penitentes, San Agustín y Santa María Magdalena, con quienes están asociados dos hechos que fueron decisivos en la vida de la santa. El primero, fue la lectura de las "Confesiones" de San Agustín. El segundo fue un llamamiento a la penitencia que la santa experimentó ante una imagen de la Pasión del Señor: "Sentí que Santa María Magdalena acudía en mi ayuda . . . y desde entonces he progresado mucho en la vida espiritual".

A la santa le atraían mas los Cristos ensangrentados y manifestando profunda agonía. En una ocasión, al detenerse ante un crucifijo muy sangrante le preguntó: "Señor, ¿quién te puso así?, y le pareció que una voz le decía: "Tus charlas en la sala de visitas, esas fueron las que me pusieron así, Teresa". Ella se echó a llorar y quedó terriblemente impresionada. Pero desde ese día ya no vuelve a perder tiempo en charlas inútiles y en amistades que no llevan a la santidad.

Visiones y comunicaciones

Una vez que Teresa se retiró de las conversaciones del recibidor y de otras ocasiones de disipación y de faltas (los santos son capaces de ver sus faltas), Dios empezó a favorecerla frecuentemente con la oración de quietud y de unión. La oración de unión ocupó un largo periodo de su vida, con el gozo y el amor que le son característicos, y Dios empezó a visitarla con visiones y comunicaciones interiores. Ello la inquietó, porque había oído hablar con frecuencia de ciertas mujeres a las que el demonio había engañado miserablemente con visiones imaginarias. Aunque estaba persuadida de que sus visiones procedían de Dios, su perplejidad la llevó a consultar el asunto con varias personas; desgraciadamente no todas esas personas guardaron el secreto al que estaban obligadas, y la noticia de las visiones de Teresa empezó a divulgarse para gran confusión suya.

Una de las personas a las que consultó Teresa fue Francisco de Salcedo, un hombre casado que era un modelo de virtud. Este la presentó al Padre Daza, doctor tenido por muy virtuoso, quien dictaminó que Teresa era víctima de los engaños del demonio, ya que era imposible que Dios concediese favores tan extraordinarios a una religiosa tan imperfecta como ella pretendía ser. Teresa quedó alarmada e insatisfecha. Francisco de Salcedo, a quien la propia santa afirma que debía su salvación, la animó en sus momentos de desaliento y le aconsejó que acudiese a uno de los padres de la recién fundada Compañía de Jesús. La santa hizo una confesión general con un jesuita, a quien expuso su manera de orar y los favores que había recibido. El jesuita le aseguró que se trataba de gracia de Dios, pero la exhortó a no descuidar el verdadero fundamento de la vida interior. Aunque el confesor de Teresa estaba convencido de que sus visiones procedían de Dios, le ordenó que tratase de resistir durante dos meses a esas gracias. La resistencia de la santa fue en vano.

Otro jesuita, el P. Baltasar Alvarez, le aconsejó que pidiese a Dios ayuda para hacer siempre lo que fuese más agradable a sus ojos y que, con ese fin, recitase diariamente el "Veni Creator Spiritus". Así lo hizo Teresa. Un día, precisamente cuando repetía el himno, fue arrebatada en éxtasis y oyó en el interior de su alma estas palabras: "No quiero que converses con los hombres sino con los ángeles".

…Ella dirá después: "El Espíritu Santo como fuerte huracán hace adelantar más en una hora la navecilla de nuestra alma hacia la santidad, que lo que nosotros habíamos conseguido en meses y años remando con nuestras solas fuerzas".

La santa, que tuvo en su vida posterior repetidas experiencias de palabras divinas afirma que son más claras y distintas que las humanas; dice también que las primeras son operativas, ya que producen en el alma una tendencia a la virtud y la dejan llena de gozo y de paz, convencida de la verdad de lo que ha escuchado.

Persecuciones

En la época en que el P. Alvarez fue su director, Teresa sufrió graves persecuciones, que duraron tres años; además, durante dos años, atravesó por un periodo de intensa desolación espiritual, aliviado por momentos de luz y consuelo extraordinarios. La santa quería que los favores que Dios le concedía, permaneciesen secretos, pero las personas que la rodeaban estaban perfectamente al tanto y, en más de una ocasión, la acusaron de hipocresía y presunción.

El P. Alvarez era un hombre bueno y timorato, que no tuvo el valor suficiente para salir en defensa de su dirigida, aunque siguió confesándola. Lamentablemente, los mediocres siempre son la mayoría. Estos se molestan ante la auténtica santidad porque no saben como lidiar con las intervenciones sobrenaturales por claras que sean. Prefieren descartarlas o ignorarlas, asumiendo que son producto de la exageración o el desequilibrio. Para justificar su posición apelan a las verdaderas exageraciones y desequilibrios y agrupan lo auténtico con lo falso. En otras palabras, carecen de discernimiento espiritual.

En 1557, San Pedro de Alcántara pasó por Avila y, naturalmente, fue a visitar a la famosa carmelita. El santo declaró que le parecía evidente que el Espíritu de Dios guiaba a Teresa, pero predijo que las persecuciones y sufrimientos seguirían lloviendo sobre ella. Las pruebas que Dios le enviaba purificaron el alma de la santa, y los favores extraordinarios le enseñaron a ser humilde y fuerte, la despegaron de las cosas del mundo y la encendieron en el deseo de poseer a Dios.

Extasis

En algunos de sus éxtasis, de los que nos dejó la santa una descripción detallada, se elevaba hasta un metro. Después de una de aquellas visiones escribió la bella poesía que dice: "Tan alta vida espero que muero porque no muero".A este propósito, comenta Teresa: Dios "no parece contentarse con arrebatar el alma a Sí, sino que levanta también este cuerpo mortal, manchado con el barro asqueroso de nuestros pecados". En esos éxtasis se manifestaban la grandeza y bondad de Dios, el exceso de su amor y la dulzura de su servicio en forma sensible, y el alma de Teresa lo comprendía con claridad, aunque era incapaz de expresarlo. El deseo del cielo que dejaban las visiones en su alma era inefable. "Desde entonces, dejé de tener miedo a la muerte, cosa que antes me atormentaba mucho". Las experiencias místicas de la santa llegaron a las alturas de los esponsales espirituales, el matrimonio místico y la transverberación.

Santa Teresa nos dejó el siguiente relato sobre el fenómeno de la transverberación: "Vi a mi lado a un ángel que se hallaba a mi izquierda, en forma humana. Confieso que no estoy acostumbrada a ver tales cosas, excepto en muy raras ocasiones. Aunque con frecuencia me acontece ver a los ángeles, se trata de visiones intelectuales, como las que he referido más arriba . . . El ángel era de corta estatura y muy hermoso; su rostro estaba encendido como si fuese uno de los ángeles más altos que son todo fuego. Debía ser uno de los que llamamos querubines . . . Llevaba en la mano una larga espada de oro, cuya punta parecía un ascua encendida. Me parecía que por momentos hundía la espada en mi corazón y me traspasaba las entrañas y, cuando sacaba la espada, me parecía que las entrañas se me escapaban con ella y me sentía arder en el más grande amor de Dios. El dolor era tan intenso, que me hacía gemir, pero al mismo tiempo, la dulcedumbre de aquella pena excesiva era tan extraordinaria, que no hubiese yo querido verme libre de ella.

El anhelo de Teresa de morir pronto para unirse con Dios, estaba templado por el deseo que la inflamaba de sufrir por su amor. A este propósito escribió: "La única razón que encuentro para vivir, es sufrir y eso es lo único que pido para mí". Según reveló la autopsia en el cadáver de la santa, había en su corazón la cicatriz de una herida larga y profunda.

El año siguiente (1560), para corresponder a esa gracia, la santa hizo el voto de hacer siempre lo que le pareciese más perfecto y agradable a Dios. Un voto de esa naturaleza está tan por encima de las fuerzas naturales, que sólo el esforzarse por cumplirlo puede justificarlo. Santa Teresa cumplió perfectamente su voto.

Escritora Mística

El relato que la santa nos dejó en su "Autobiografía" sobre sus visiones y experiencias espirituales da muestra de una extraordinaria sencillez de estilo y de una preocupación constante por no exagerar los hechos. La Iglesia califica de "celestial" la doctrina de Santa Teresa, en la oración del día de su fiesta. Las obras de la mística Doctora" ponen al descubierto los rincones más recónditos del alma humana. La santa explica con una claridad casi increíble las experiencias más inefables. Y debe hacerse notar que Teresa era una mujer relativamente inculta, que escribió sus experiencias en la común lengua castellana de los habitantes de Avila, que ella había aprendido "en el regazo de su madre"; una mujer que escribió sin valerse de otros libros, sin haber estudiado previamente las obras místicas y sin tener ganas de escribir, porque ello le impedía dedicarse a hilar; una mujer, en fin, que sometió sin reservas sus escritos al juicio de su confesor y sobre todo, al juicio de la Iglesia. La santa empezó a escribir su autobiografía por mandato de su confesor" "La obediencia se prueba de diferentes maneras".

Por otra parte, el mejor comentario de las obras de la santa es la paciencia con que sobrellevó las enfermedades, las acusaciones y los desengaños; la confianza absoluta con que acudía en todas las tormentas y dificultades al Redentor crucificado y el invencible valor que demostró en todas las penas y persecuciones. Los escritos de Santa Teresa subrayan sobre todo el espíritu de oración, la manera de practicarlo y los frutos que produce. Como la santa escribió precisamente en la época en que estaba consagrada a la difícil tarea de fundar conventos de carmelitas reformadas, sus obras, prescindiendo de su naturaleza y contenido, dan testimonio de su vigor, industriosidad y capacidad de recogimiento.

Santa Teresa escribió el "Camino de Perfección" para dirigir a sus religiosas, y el libro de las "Fundaciones" para edificarlas y alentarlas. En cuanto al "Castillo Interior", puede considerarse que lo escribió para instrucción de todos los cristianos, y en esa obra se muestra la santa como verdadera doctora de la vida espiritual.

Fundadora

Las carmelitas, como la mayoría de las religiosas, habían decaído mucho del primer fervor, a principios del siglo XVI. Ya hemos visto que los recibidores de los conventos de Avila eran una especie de centro de reunión de las damas y caballeros de la ciudad. Por otra parte, las religiosas podían salir de la clausura con el menor pretexto, de suerte que el convento era el sitio ideal para quien deseaba una vida fácil y sin problemas. Las comunidades eran sumamente numerosas, lo cual era a la vez causa y efecto de la relajación. Por ejemplo, en el convento de Avila había 140 religiosas.

Santa Teresa comenta más tarde: "La experiencia me ha enseñado lo que es una casa llena de mujeres. ¡Dios nos guarde de ese mal" Ya que tal estado de cosas se aceptaba como normal, las religiosas no caían generalmente en la cuenta de que su modo de vida se apartaba mucho del espíritu de sus fundadores. Así, cuando una sobrina de Santa Teresa, que era también religiosa en el convento de la Encarnación de Avila, le sugirió la idea de fundar una comunidad reducida, la santa la consideró como una especie de revelación del cielo, no como una idea ordinaria. Teresa, que llevaba ya veinticinco años en el convento, resolvió poner en práctica la idea y fundar un convento reformado. Doña Guiomar de Ulloa, que era una viuda muy rica, le ofreció ayuda generosa para la empresa.

San Pedro de Alcántara, San Luis Beltrán y el obispo de Avila, aprobaron el proyecto, y el P. Gregorio Fernández, provincial de las carmelitas, autorizó a Teresa a ponerlo en práctica. Sin embargo, el revuelo que provocó la ejecución del proyecto hizo que el provincial retirase el permiso y Santa Teresa fue objeto de las críticas de sus propias hermanas, de los nobles, de los magistrados y de todo el pueblo. A pesar de eso, el P. Ibañez, dominico, alentó a la santa a proseguir la empresa con la ayuda de Doña Guiomar. Doña Juana de Ahumada, hermana de Santa Teresa, emprendió con su esposo la construcción de un convento en Avila en 1561, pero haciendo creer a todos que se trataba de una casa en la que pensaban habitar. En el curso de la construcción, una pared del futuro convento se derrumbó y cubrió bajo los escombros al pequeño Gonzalo, hijo de Doña Juana, que se hallaba ahí jugando. Santa Teresa tomó en brazos al niño, que no daba ya señales de vida, y se puso en oración; algunos minutos más tarde, el niño estaba perfectamente sano, según consta en el proceso de canonización. En lo sucesivo, Gonzalo solía repetir a su tía que estaba obligada a pedir por su salvación, puesto que a sus oraciones debía el verse privado del cielo.

Por entonces, llegó de Roma un breve que autorizaba la fundación del nuevo convento. San Pedro de Alcántara, Don Francisco de Salcedo y el Dr. Daza, consiguieron ganar al obispo a la causa, y la nueva casa se inauguró bajo sus auspicios el día de San Bartolomé de 1562. Durante la misa que se celebró en la capilla con tal ocasión, tomaron el velo la sobrina de la santa y otras tres novicias.

La inauguración causó gran revuelo en Avila. Esa misma tarde, la superiora del convento de la Encarnación mandó llamar a Teresa y la santa acudió con cierto temor, "pensando que iban a encarcelarme". Naturalmente tuvo que explicar su conducta a su superiora y al P. Angel de Salazar, provincial de la orden. Aunque la santa reconoce que no faltaba razón a sus superiores para estar disgustados, el P. Salazar le prometió que podría retornar al convento de San José en cuanto se calmase la excitación del pueblo.

La fundación no era bien vista en Avila, porque las gentes desconfiaban de las novedades y temían que un convento sin fondos suficientes se convirtiese en una carga demasiado pesada para la ciudad. El alcalde y los magistrados hubiesen acabado por mandar demoler el convento, si no los hubiese disuadido de ello el dominico Báñez. Por su parte, Santa Teresa no perdió la paz en medio de las persecuciones y siguió encomendando a Dios el asunto; el Señor se le apareció y la reconfortó.

Entre tanto, Francisco de Salcedo y otros partidarios de la fundación enviaron a la corte a un sacerdote para que defendiese la causa ante el rey, y los dos dominicos, Báñez e Ibáñez, calmaron al obispo y al provincial. Poco a poco fue desvaneciéndose la tempestad y, cuatro meses más tarde, el P. Salazar dio permiso a Santa Teresa de volver al convento de San José, con otras cuatro religiosas de la Encarnación.

Convento de San José

La santa estableció la más estricta clausura y el silencio casi perpetuo. El convento carecía de rentas y reinaba en él la mayor pobreza; Las religiosas vestían toscos hábitos, usaban sandalias en vez de zapatos (por ello se les llamó "descalzas") y estaban obligadas a la perpetua abstinencia de carne. Santa Teresa no admitió al principio más que a trece religiosas, pero más tarde, en los conventos que no vivían sólo de limosnas sino que poseían rentas, aceptó que hubiese veintiuna.

Teresa, la gran mística, no descuidaba las cosas prácticas sino que las atendía según era necesario. Sabía utilizar las cosas materiales para el servicio de Dios. En una ocasión dijo: "Teresa sin la gracia de Dios es una pobre mujer; con la gracia de Dios, una fuerza; con la gracia de Dios y mucho dinero, una potencia".

Mas fundaciones

En 1567, el superior general de los carmelitas, Juan Bautista Rubio (Rossi), visitó el convento de Avila y quedó encantado de la superiora y de su sabio gobierno; concedió a Santa Teresa plenos poderes para fundar otros conventos del mismo tipo (a pesar de que el de San José había sido fundado sin que él lo supiese) y aun la autorizó a fundar dos conventos de frailes reformados ("carmelitas contemplativos"), en Castilla.

Santa Teresa pasó cinco años con sus trece religiosas en el convento de san José, precediendo a sus hijas no sólo en la oración, sino también en los trabajos humildes, como la limpieza de la casa y el hilado. Acerca de esa época escribió: "Creo que fueron los años más tranquilos y apacibles de mi vida, pues disfruté entonces de la paz que tanto había deseado mi alma . . . Su Divina Majestad nos enviaba lo necesario para vivir sin que tuviésemos necesidad de pedirlo, y en las raras ocasiones en que nos veíamos en necesidad, el gozo de nuestras almas era todavía mayor".

La santa no se contenta con generalidades, sino que desciende a ejemplos menudos, como el de la religiosa que plantó horizontalmente un pepino por obediencia y la cañería que llevó al convento el agua de un pozo que, según los plomeros, era demasiado bajo.

En agosto de 1567, Santa Teresa se trasladó a Medina del Campo, donde fundó el segundo convento, a pesar de las múltiples dificultades que surgieron. A petición de la condesa de la Cerda se fundo un convento en Malagón. Después siguieron los de Valladolid y Toledo. Esta última fue una empresa especialmente difícil porque la santa sólo tenía cinco ducados al comenzar; pero, según escribía, "Teresa y cinco ducados no son nada; pero Dios, Teresa y cinco ducados bastan y sobran".

Una joven de Toledo, que gozaba de gran fama de virtud, pidió ser admitida en el convento y dijo a la fundadora que traería consigo su Biblia. Teresa exclamó: "¿Vuestra Biblia? ¡Dios nos guarde! No entréis en nuestro convento, porque nosotras somos unas pobres mujeres que sólo sabemos hilar y hacer lo que se nos dice". No es que la santa rechazare la Biblia, sino que supo descubrir que esta se habría convertido en un pretexto para faltar en humildad.

La reforma de los religiosos carmelitas

La santa había encontrado en Medina del Campo a dos frailes carmelitas que estaban dispuestos a abrazar la reforma: uno era Antonio de Jesús de Heredia, superior del convento de dicha ciudad y el otro, Juan de Yepes, más conocido con el nombre de San Juan de la Cruz.

Aprovechando la primera oportunidad que se le ofreció, Santa Teresa fundó un convento de frailes en el pueblecito de Duruelo en 1568; a este siguió, en 1569, el convento de Pastrana. En ambos reinaba la mayor pobreza y austeridad. Santa Teresa dejó el resto de las fundaciones de conventos de frailes a cargo de San Juan de la Cruz.

Nuevas fundaciones, dificultades y gracias extraordinarias

La santa fundó también en Pastrana un convento de carmelitas descalzas. Cuando murió Don Ruy Gómez de Silva, quien había ayudado a Teresa en la fundación de los conventos de Pastrana, su mujer quiso hacerse carmelita, pero exigiendo numerosas dispensas de la regla y conservando el tren de vida de una princesa. Teresa, viendo que era imposible reducirla a la humanidad propia de su profesión, ordenó a sus religiosas que se trasladasen a Segovia y dejasen a la princesa su casa de Pastrana.

En 1570, la santa, con otra religiosa, tomó posesión en Salamanca de una casa que hasta entonces había estado ocupada por ciertos estudiantes "que se preocupaban muy poco de la limpieza". Era un edificio grande, complicado y ruinoso, de suerte que al caer la noche la compañera de la santa empezó a ponerse muy nerviosa. Cuando se hallaban ya acostadas en sendos montones de paja ("lo primero que llevaba yo a un nuevo monasterio era un poco de paja para que nos sirviese de lecho"), Teresa preguntó a su compañera en qué pensaba. La religiosa respondió: "Estaba yo pensando en qué haría su reverencia si muriese yo en este momento y su reverencia quedase sola con un cadáver". La santa confiesa que la idea la sobresaltó, porque, aunque no tenía miedo de los cadáveres, la vista de ellos le producía siempre "un dolor en el corazón". Sin embargo, respondió simplemente: "Cuando eso suceda, ya tendré tiempo de pensar lo que haré, por el momento lo mejor es dormir".

En julio de ese año, mientras se hallaba haciendo oración, tuvo una visión del martirio de los beatos jesuitas Ignacio de Azevedo y sus compañeros, entre los que se contaba su pariente Francisco Pérez Godoy. La visión fue tan clara, que Teresa tenía la impresión de haber presenciado directamente la escena, e inmediatamente la describió detalladamente al P. Alvarez, quien un mes más tarde, cuando las nuevas del martirio llegaron a España, pudo comprobar la exactitud de la visión de la santa.

Nombrada superiora de La Encarnación

Por entonces, San Pío V nombró a varios visitadores apostólicos para que hiciesen una investigación sobre la relajación de las diversas órdenes religiosas, con miras a la reforma. El visitador de los carmelitas de Castilla fue un dominico muy conocido, el P. Pedro Fernández. El efecto que le produjo el convento de La Encarnación de Avila fue muy malo, e inmediatamente mandó llamar a Santa Teresa para nombrarla superiora del mismo. La tarea era particularmente desagradable para la santa, tanto porque tenía que separarse de sus hijas, como por la dificultad de dirigir una comunidad que, desde el principio, había visto con recelo sus actividades de reformadora.

Al principio, las religiosas se negaron a obedecer a la nueva superiora, cuya sola presencia producía ataques de histeria en algunas. La santa comenzó por explicarles que su misión no consistía en instruirlas y guiarlas con el látigo en la mano, sino en servirlas y aprender de ellas: "Madres y hermanas mías, el Señor me ha enviado aquí por la voz de la obediencia a desempeñar un oficio en el que yo jamás había pensado y para el que me siento muy mal preparada . . . Mi única intención es serviros . . . No temáis mi gobierno. Aunque he vivido largo tiempo entre las carmelitas descalzas y he sido su superiora, sé también, por la misericordia del Señor, cómo gobernar las carmelitas calzadas". De esta manera se ganó la simpatía y el afecto de la comunidad y le fue menos difícil restablecer la disciplina entre las carmelitas calzadas, de acuerdo con sus constituciones. Poco a poco prohibió completamente las visitas demasiado frecuentes (lo cual molestó mucho a ciertos caballeros de Avila), puso en orden las finanzas del convento e introdujo el verdadero espíritu del claustro. En resumen, fue aquella una realización característicamente teresiana.

Sevilla

En Veas, a donde había ido a fundar un convento, la santa conoció al P. Jerónimo Gracián, quien la convenció fácilmente para que extendiese su campo de acción hasta Sevilla. El P. Gracián era un fraile de la reforma carmelita que acababa precisamente de predicar la cuaresma en Sevilla.

Fuera de la fundación del convento de San José de Avila, ninguna otra fue más difícil que la de Sevilla; entre otras dificultades, una novicia que había sido despedida, denunció a las carmelitas descalzas ante la Inquisición como "iluminadas" y otras cosas peores.

La persecución lleva a la separación entre calzados y descalzos

Los carmelitas de Italia veían con malos ojos el progreso de la reforma en España, lo mismo que los carmelitas no reformados de España, pues comprendían que un día u otro se verían obligados a reformarse. El P. Rubio, superior general de la orden, quien hasta entonces había favorecido a santa Teresa, se pasó al lado de sus enemigos y reunió en Plasencia un capítulo general que aprobó una serie de decretos contra la reforma. El nuevo nuncio apostólico, Felipe de Sega, destituyó al P. Gracián de su cargo de visitador de los carmelitas descalzos y encarceló a San Juan de la Cruz en un monasterio; por otra parte, ordenó a Santa Teresa que se retirase al convento que ella eligiera y que se abstuviese de fundar otros nuevos.

La santa, al mismo tiempo que encomendaba el asunto a Dios, decidió valerse de los amigos que tenía en el mundo y consiguió que el propio Felipe II interviniese en su favor. En efecto, el monarca convocó al nuncio y le reprendió severamente por haberse opuesto a la reforma del Carmelo.

En 1580 obtuvo de Roma una orden que eximía a los carmelitas descalzos de la jurisdicción del provincial de los calzados. "Esa separación fue uno de los mayores gozos y consolaciones de mi vida, pues en aquellos veinticinco años nuestra orden había sufrido más persecuciones y pruebas de las que yo podría escribir en un libro. Ahora estábamos por fin en paz, calzados y descalzos, y nada iba a distraernos del servicio de Dios".

Aguila y paloma

Indudablemente Santa Teresa era una mujer excepcionalmente dotada. Su bondad natural, su ternura de corazón y su imaginación chispeante de gracia, equilibradas por una extraordinaria madurez de juicio y una profunda intuición, le ganaban generalmente el cariño y el respeto de todos. Razón tenía el poeta Crashaw al referirse a Santa Teresa bajo los símbolos aparentemente opuestos de "el águila" y "la paloma". Cuando le parecía necesario, la santa sabía hacer frente a las más altas autoridades civiles o eclesiásticas, y los ataques del mundo no le hacían doblar la cabeza. Las palabras que dirigió al P. Salazar: "Guardaos de oponeros al Espíritu Santo", no fueron el reto de una histérica sino la verdad. Y no fue un abuso de autoridad lo que la movió a tratar con dureza implacable a una superiora que se había incapacitado a fuerza de hacer penitencia. Pero el águila no mata a la paloma, como puede verse por la carta que escribió a un sobrino suyo que llevaba una vida alegre y disipada: "Bendito sea Dios porque os ha guiado en la elección de una mujer tan buena y ha hecho que os caséis pronto, pues habíais empezado a disiparos desde tan joven, que temíamos mucho por vos. Esto os mostrará el amor que os profeso". La santa tomó a su cargo a la hija ilegítima y a la hermana del joven, la cual tenía entonces siete años: "Las religiosas deberíamos tener siempre con nosotras a una niña de esa edad".

Ingenio y franqueza

El ingenio y la franqueza de Teresa jamás sobrepasaban la medida, ni siquiera cuando los empleaba como un arma. En cierta ocasión en que un caballero indiscreto alabó la belleza de sus pies descalzos, Teresa se echó a reír y le dijo que los mirase bien porque jamás volvería a verlos. Los famosos dichos "Bien sabéis lo que es una comunidad de mujeres" e "Hijas mías, estas son tonterías de mujeres", demuestran el realismo con que la santa consideraba a sus súbditas.

Criticando un escrito de su buen amigo Francisco de Salcedo, Teresa le escribía: "El señor Salcedo repite constantemente: 'Como dice el Espíritu Santo', y termina declarando que su obra es una serie de necedades. Me parece que voy a denunciarle a la Inquisición".

Selección de novicias

La intuición de Santa Teresa se manifestaba sobre todo en la elección de las novicias. Lo primero que exigía, aun antes que la piedad, era que fuesen inteligentes, es decir, equilibradas y maduras, porque sabía que es más fácil adquirir la piedad que la madurez de juicio. "Una persona inteligente es sencilla y sumisa, porque ve sus faltas y comprende que tiene necesidad de un guía. Una persona tonta y estrecha es incapaz de ver sus faltas, aunque se las pongan delante de los ojos; y como está satisfecha de sí misma, jamás se mejora". "Aunque el Señor diese a esta joven los dones de la devoción y la contemplación, jamás llegará a ser inteligente, de suerte que será siempre una carga para la comunidad". ¡Que Dios nos guarde de las monjas tontas!"

Últimos años

En 1580, cuando se llevó a cabo la separación de las dos ramas del Carmelo, Santa Teresa tenía ya sesenta y cinco años y su salud estaba muy debilitada. En los dos últimos años de su vida fundó otros dos conventos, lo cual hacía un total de diecisiete. Las fundaciones de la santa no eran simplemente un refugio de las almas contemplativas, sino también una especie de reparación de los destrozos llevados a cabo en los monasterios por el protestantismo, principalmente en Inglaterra y Alemania.

Dios tenía reservada para los últimos años de vida de su sierva, la prueba cruel de que interviniera en el proceso legal del testamento de su hermano Lorenzo, cuya hija era superiora en el convento de Valladolid. Como uno de los abogados tratase con rudeza a la santa, ésta replicó: "Quiera Dios trataros con la cortesía con que vos me tratáis a mí". Sin embargo, Teresa se quedó sin palabra cuando su sobrina, que hasta entonces había sido una excelente religiosa, la puso a la puerta del convento de Valladolid, que ella misma había fundado. Poco después, la santa escribía a la madre de María de San José: "Os suplico, a vos y a vuestras religiosas, que no pidáis a Dios que me alargue la vida. Al contrario, pedidle que me lleve pronto al eterno descanso, pues ya no puedo seros de ninguna utilidad".

En la fundación del convento de Burgos, que fue la última, las dificultades no escasearon. En julio de 1582, cuando el convento estaba ya en marcha, Santa Teresa tenía la intención de retornar a Avila, pero se vio obligada a modificar sus planes para ir a Alba de Tormes a visitar a la duquesa María Henríquez. La Beata Ana de San Bartolomé refiere que el viaje no estuvo bien proyectado y que Santa Teresa se hallaba ya tan débil, que se desmayó en el camino. Una noche sólo pudieron comer unos cuantos higos. Al llegar a Alba de Tormes, la santa tuvo que acostarse inmediatamente. Tres días más tarde, dijo a la Beata Ana: "Por fin, hija mía, ha llegado la hora de mi muerte". El P. Antonio de Heredia le dio los últimos sacramentos y le preguntó donde quería que la sepultasen. Teresa replicó sencillamente: "¿Tengo que decidirlo yo? ¿Me van a negar aquí un agujero para mi cuerpo?" Cuando el P. de Heredia le llevó el viático, la santa consiguió erguirse en el lecho, y exclamó: "¡Oh, Señor, por fin ha llegado la hora de vernos cara a cara!" Santa Teresa de Jesús, visiblemente transportada por lo que el Señor le mostraba, murió en brazos de la Beata Ana a las 9 de la noche del 4 de octubre de 1582.

Precisamente al día siguiente, entró en vigor la reforma gregoriana del calendario, que suprimió diez días, de suerte que la fiesta de la santa fue fijada, más tarde, el 15 de octubre.

Santa Teresa fue sepultada en Alba de Tormes, donde reposan todavía sus reliquias.

Su canonización tuvo lugar en 1622.

El 27 de septiembre de 1970 Pablo VI le reconoció el título de Doctora de la Iglesia.

En la actualidad, las carmelitas descalzas son aprox. 14.000 en 835 conventos en el mundo. Los carmelitas descalzos son 3.800 en 490 conventos

viernes, 15 de octubre de 2010

Los 33 mineros chileno dan gracias a Dios


Los mineros chilenos rescatados visten una camiseta que testimonia su agradecimiento al Señor

Con el rescate de Luis Urzúa, el jefe de turno de «los 33 de Atacama» ha terminado a las 21.55 hora local la histórica operación de rescate de los mineros, atrapados durante 69 días en la mina al norte de Chile. Muchos de ellos se arrodillaron dando gracias a Dios al salir de la cápsula «Fénix 2», que les subió desde el refugio de la mina. Los mineros llevaban una camiseta que en la parte delantera lleva el lema «Gracias, Señor». También el presidente Piñera agradeció a Dios, además de a los mineros, ingenieros y todo el personal que intervino en el rescate, por el éxito del rescate.

Mensaje cristiano

Al ingresar en la cabina, los mineros se colocaron un casco con audífonos y micrófono inalámbrico, lentes que filtran toda la luz, un cinturón biométrico, un traje térmico impermeable e incluso un vendaje para evitar trombosis en las piernas. Los mineros llevan una camiseta que en la parte delantera lleva el lema “Gracias, Señor” y en la trasera la cita “son suyas las profundidades de la tierra, son suyas las cumbres de los montes. A Él la gloria y el honor”.

Antes de izar a los primeros mineros, la cápsula “Fénix 2” había sido sometida a una prueba de descenso que sirvió para revisar el trayecto con una cámara de vídeo y detectar eventuales anomalías. Posteriormente, el rescatador Manuel González subió a bordo de la jaula para llegar hasta el refugio de los mineros, a los que explicó el funcionamiento de cápsula, que cuenta con un complejo sistema de comunicación y está pintada con los colores de la bandera de Chile; blanco, azul y rojo.

En una comparecencia de prensa improvisada a los pocos minutos de la salida de Ávalos, el presidente de Chile, Sebastián Piñera, puso a los 33 obreros atrapados como ejemplo de unidad, coraje y perseverancia a seguir por sus compatriotas para superar los problemas del país. “Al igual que las víctimas del terremoto y que los que trabajan en la reconstrucción, (los mineros) demuestran que cuando Chile se une en la adversidad somos capaces de grandes cosas. Ojalá que su ejemplo se quede siempre con nosotros”, apuntó.

El mandatario anunció que en el lugar que hoy ocupa el llamado “campamento Esperanza” se erigirá un memorial para que las futuras generaciones recuerden esta hazaña. Además, aseguró que el yacimiento San José y otras minas en donde se han repetido los accidentes laborales no volverán a operar “hasta que no garanticen que la vida y la seguridad de sus trabajadores están resguardadas”.

viernes, 10 de septiembre de 2010

MISA DE PRINCIPIO DE CURSO

Hoy ha dado comienzo el nuevo curso escolar 2010/2011. Y después de un buen y largo verano de cargar las pilas y de ilusiones nuevas, con nuevos compañeros y compañeras hemos empezado el curso como tradicionalmente lo hacemos en nuestro cole, y es con la celebración de la Santa Misa. Pues sí, qué mejor manera de empezar el curso que poniedo todas esas ganas e ilusiones por hacer bien nuestro trabajo que en manos de Dios.
Ha sido una misa muy bonita y muy entrañable llena de niños y niñas, de maestros y maestras y de padres y madres.
Que esto sirva para tener un buen curso y que Dios nuestro Señor nos guíe y que su Santa y Purísima Madre Ntra. Sra. del Rosario nos proteja bajo su maternal manto.

miércoles, 1 de septiembre de 2010

El Profesor de Religión

Antonio Cañizares

Ex-Presidente de la Comisión de Enseñanza y Catequesis de la Conferencia Episcopal

Arzobispo de Toledo

El profesor de Religión del tercer milenio, como siempre ha sido o debiera haber sido, ha de ser alguien que hable de Dios con palabras fuertes y verdaderas, no de oídas, no con un discurso abstracto, no con un sistema abstracto de valores y verdades. Se trata del testimonio de algo que a uno le ha sucedido en la vida, del testimonio de la redención de Jesucristo, de la que brota una vida nueva, una mirada nueva sobre la realidad. Ha de hablar de Dios viviendo, obrando y hablando de cualquier cosa, porque o Dios tiene que ver con todo o no tiene que ver con nada. Pero si no tiene que ver con nada, entonces, tampoco tiene ningún interés para el hombre.

El primer lenguaje del hombre es su propia vida. El testimonio del profesor de Religión católica, testimonio cristiano, sólo puede evitar ser un discurso vacío si se da en la vida, y al hilo de la vida; si se habla con todo lo que uno es y hace, con toda la espesura de su humanidad, que es la de los demás hombres, sus contemporáneos, y, más en concreto, la de sus alumnos. Por su fidelidad a su tarea específicamente escolar, ha de poder ofrecer a los niños y adolescentes los elementos del suelo nutricio de su cultura, profundamente conformada por creencias, costumbres, valores, ritos y modelos de vida cristianos; y ha de poder ofrecerlos, en toda su verdad y realidad, es decir, mediante una presentación creyente de los mismos. El profesor de Religión católica está obligado a una presentación objetiva y verdadera de lo que constituye la fe católica, el mensaje y acontecimiento cristiano en toda su verdad e integridad, la vida y enseñanza de la Iglesia tal como ella cree, vive y celebra. No sólo ha de hacer una presentación íntegra y fiel, sino que, para que sea en toda su verdad, ha de hacerla desde la fe y mostrando, como testigo de esa fe, la verdad de la salvación que esa fe entraña y comporta para el hombre. Sólo podrá presentar en su verdad la religión católica, por fidelidad a la escuela y a su misión, si habla desde la comunión con la Iglesia.

Antonio Cañizares

de "El profesor de Religión Católica en el tercer milenio", en: "La enseñanza de la Religión, una propuesta de vida" (PPC)

martes, 31 de agosto de 2010

Comienza el curso


Hoy martes 31 de agosto hemos tenido los Profesores de Religión de Primaria de la Diócesis de Asidonia-Jerez una reunión informativa en el Obispado. En esta reunión se nos ha informado sobre las instrucciones del Ministerio de Educación para el curso 2010-11 y también ha habido cambios de centros en algunos profesores/as.
Sirva esta reunión como pistoletazo de salida para el nuevo curso y como una toma de contacto con todos los compañeros/as.

miércoles, 30 de junio de 2010

Son famosos, tienen fe y no les importa decirlo


Bono (U2), Ennio Morricone, Charlie Cox, Neal McDonough, Jessica Rey, Jesús Navas, Marin Cilic, Mike Rounds: nadan contra corriente para promover valores cristianos.

Si ya de por sí es raro encontrarse con algún famoso que tenga fe, esté a favor de la vida o nade contra todas esas posturas ideológicas imperantes (homosexualismo, divorcio, eutanasia, etc.), resulta todavía más inusual que además lo diga.

Pero, los hay y aunque nadan contra corriente no se arredran. Promueven los valores auténticos y lo hacen con ilusión.

Mujeres con fe

Jessica Rey fue mundialmente conocida a raíz de su intervención en la serie Power Rangers, en 2002. Posteriormente trabajó en series como Rules of Engagement y General Hospital. Ahora también es conocida por sus profundas convicciones católicas; convicciones que no le apenan compartir y por ello predica la castidad a través de conferencias y también por medio de su marca personal de ropa: ReySwimwear. Se trata de bañadores que se distinguen por su modestia, sin estar peleados con lo último en la moda.

Dina Páucar es otra famosa que abrazo la fe. Cantante folclórica en Perú, a inicios de mayo de 2010 se convirtió al catolicismo, recibió el bautismo, la primera comunión y el sacramento del matrimonio: “lo hago por cumplir el sueño de formar una familia”, aseveró. O lo que es lo mismo: fe robusta, familia fuerte y unida.

Ennio Morricone: "como creyente, esta fe está siempre presente allí", dice de sus composiciones

No sólo son mujeres

Se suele decir que la fe es una cuestión de mujeres. Nada más alejado de la realidad, además de falso. Algunos ejemplos.

Cuando la fe se convierte en autenticidad de vida es cuando se le da también el nombre de coherencia. Y coherencia fue la que vivió el actor Neal McDonough, quien rehusó grabar escenas explícitas de sexo con la actriz Virginia Madsen para la serie Canallas, a inicios de 2010. Ciertamente, no es la primera vez que tomaba este tipo de decisiones. En la serie de la cadena ABC, Mujeres desesperadas, McDonough rechazó escenas eróticas con Nicolette Sheridan. Neal está casado, tiene tres hijos y es católico.

Ennio Morricone es mundialmente conocido por bandas sonoras de películas como La Misión (1986), si bien ha compuesto más de 450 partituras para cine. Es este hombre, de una trayectoria importantísima, quien afirma que en sus composiciones, “como creyente, esta fe está siempre presente allí, pero corresponde a los otros darse cuenta de ello”. Y refiriéndose al Santo Padre, con quien comparte el gusto por la música, Morricone dice: “Me parece que es un Papa de mente sabia, un hombre de gran cultura y de gran fuerza”.

Otro compositor cuya fe repercute en su música, aunque de otro estilo, es Bono, líder la afamada banda irlandesa U2. En declaraciones a la revista Rolling Stone, Bono afirma que la canción Magnificent está inspirada en el Magnificat, cántico mariano, (del Evangelio de Lucas, capítulo 1, versículos 46 al 55). Otras canciones interpretadas por U2, de este corte, han sido Gloria o Rejoice, del LP October, de 1981.

Charlie Cox es el actor que da vida a san Josemaría Escrivá de Balaguer en la película There be dragons. Ha sido su interpretación del santo fundador del Opus Dei lo que le ha llevado a crecer internamente. Bautizado católico, la caracterización de un personaje de semejante altura espiritual está dejando en Cox serias repercusiones, positivas y de acercamiento a la Iglesia, “a la que nunca he dejado de acudir”, según refiere el actor.

Deportistas y políticos de fe

Los deportistas no se quedan detrás de los actores y cantantes famosos. Es el caso del tenistaMarin Cilic, el jugador más joven del top ten de la ATP. En 2009 fue quien eliminó a Rafael Nadal. Nada menos. Sin contar que también dejó en el camino del open de Australia a Juan Martín del Potro y Andy Roddick. Pero además de buen deportista y joven –tiene 22 años– no tiene reparo en declararse católico y devoto de la Virgen de Medjugorje, lugar donde nació.

Otro deportista sin miedo a hablar de fe es el jugador de futbol español Jesús Navas. El delantero del FC Sevilla y miembro de la selección española reconoce que la fe y su familia fueron los dos factores que le ayudaron a superar graves crisis de ansiedad que imposibilitaban un óptimo rendimiento deportivo. Jesús Navas ha mostrado en algunos partidos unas botas de fútbol en las que se puede leer una leyenda: “Dios es amor”. Como el título de la primera encíclica de Benedicto XVI.

Neal McDonough se negó a grabar escenas de sexo en la serie Canallas
Política y fe no están reñidas, aunque a muchos les gustaría. Un ejemplo de hombre de política, y también de fe, es el republicano católico de origen cubano, Marco Rubio. De él han dicho algunos: “Marco es un firme defensor de la vida, es unhombre de familia, leal, apasionado”. Y todo gracias a la sustancia que está detrás: la fe católica. Y como su fe más que un obstáculo es un punto de apoyo, se perfila como uno de los rostros más importantes de la política estadounidense.

La cultura pro vida es defendida, sobre todo, por políticos que tienen una clara consciencia del valor de la vida humana desde su concepción. En este sentido, el gobernador de Dakota del Sur, Mike Rounds, afirma sin cortapisas que “el fin de los gobernantes debería ser proteger la vida”.

Casado y con cuatro hijos, Rounds afirma que “como político estoy obligado a pronunciarme sobre el aborto […] Los niños son, de cara al futuro, nuestra fuente más valiosa. A veces olvidamos que el destino de la raza humana dependerá de la forma en que cuidemos a nuestros hijos y a nuestros nietos”. ¿Qué le da esa fuerza en sus palabras? Reza todos los días de forma habitual: “Mis padres eran católicos practicantes –dice– y las personas a las que más he admirado por la forma de vivir su fe. En aquella casa, la religión formaba parte del día a día, jugaba un papel muy importante en nuestras vidas. Estoy muy agradecido por ello”.

En otra parte del mundo, en España, también hay testimonios valiosos de fe en el mundo de la política. Es el caso de Arantza Quiroga, presidenta del parlamento vasco. En ningún momento ha ocultado su postura pro vida en un país donde el gobierno socialista ha impuesto y legalizado el asesinato de niños en el vientre de sus madres: “Soy consciente de no estar con el espíritu de los tiempos pero es una causa que cada vez congrega a más gente, más allá de los fieles católicos”, declaró Quiroga a la revista Familia Cristiana, edición Francia. Esta católica tiene la valentía de decir: “Si tuviera que elegir entre mi conciencia y mi carrera política, no dudaría: me iría a mi casa”. Con razón está donde está.

Jarzy Buzek no es católico, sino protestante. Su amor a Cristo le ha movido no sólo a actuar como cristiano en el parlamento europeo, sino también a reconocer el papel de la Iglesiacatólica en la conformación de Europa, el papel del Papa en la caída de la Unión Soviética, y a defenderlos en consecuencia.

Fe en todas las profesiones

La fe es dinámica y creativa. Esto lo captó un diseñador católico, Javier Lamela, quien afirma que el diseño de interiores también puede ayudar a la fe. Conocido por diseñar espacios religiosos para el recogimiento en los hogares, adaptándose a las necesidades, presupuestos y dimensiones del lugar, Lamela puso en marcha un portal (www.interiorismocristiano.com) para promover la religiosidad en la propia casa.

El tenista Marin Cilic no tiene reparo en declararse católico

María León está metida en el mundo de la moda. A sus 29 años, su fe es vida también en ese ambiente. Asesora de imagen de Las Rozas Village y directora de comunicación de Pedro del Hierro, va a misa todos los domingos y siempre que puede,“sobre todo para dar gracias”. Entrevistada por el semanario Alba (cf. 09.10.2009), responde cómo vive su fe y qué le aporta: “Ofreciendo todas las mañanas mi trabajo a Dios durante 15 minutos de meditación. Así tengo fuerzas para afrontar el día […] Lo que te da fuerzas y energías es la fe”.

Del mundo de la moda también es la modelo estadounidense Sharon Blynn. Su vida cambió cuando le diagnosticaron un cáncer maligno. Pero del dolor vino el regalo del encuentro consigo misma, lo que ella llamó “el viaje”. Hoy está curada, pero cuando estuvo enferma conoció el dolor y la vergüenza que produce el cáncer, especialmente significativos para una mujer en cuanto suponía la caída del pelo. De ahí la iniciativa para hacer de la calvicie un signo más de belleza.

Vale la pena abrirle las puertas a Cristo. Es lo que decía es Papa en la homilía de Pentecostés de 2010: “Quien se encomienda a Jesús experimenta ya en esta vida la paz y la alegría del corazón, que el mundo no puede dar, ni tampoco quitar una vez que Dios la ha dado”.