martes, 2 de noviembre de 2010

“El origen del hombre”: documentales que “centran” los patinazos de Stephen Hawking

En ellos, 30 científicos distinguen entre la ciencia real y el cientifismo o la metafísica atea

“El Origen del Hombre” es una serie de nueve documentales de Goya Producciones que investigan el desarrollo del Universo desde el “Big Bang” hasta los primates, los homínidos, y el triunfo del “Homo Hapiens”. La serie se plantea las grandes preguntas: ¿cómo nació el Universo? ¿surgimos por azar?, ¿hubo una inteligencia que guió la evolución?

Entre los 30 científicos y expertos consultados en esta serie, los hay creyentes (judíos, católicos o protestantes) y los hay que no tienen afiliación religiosa.

Christian de Duve, premio Nobel de Medicina y experto en bioquímica, recuerda en el reportaje que la teoría de que el mundo era eterno ya la defendía el astrónomo Fred Hoyle, quien inventó el nombre despectivo “Big Bang” para referirse a la teoría que defendía el sacerdote y físico Georges Lemaître, a la que acusaba de ser “demasiado religiosa”. Cuando años después se pudo rastrear la “radiación de fondo”, el “eco” del Big Bang, quedó claro que la física del cura Lemaître era la correcta.

Michel Ghins, filósofo belga de la Universidad de Lovaina especializado en filosofía de la física, afirma en el documental que la teoría de “los universos múltiples” fue ideada directamente para escapar a la hipótesis de un Dios creador del mundo. Además de no tener ninguna base empírica ni física, Ghins considera que incluso si hubiese múltiples universos… ¿qué impediría a Dios ser el autor de todos ellos? Dios sería, incluso, “más” Creador todavía.

Para Evandro Agazzi, de impresionante currículum filosófico (Presidente de la Academia Internacional de Filosofía de la Ciencia, en Bruselas; Presidente Honorario de la Federación Internacional de Sociedades Filosóficas; Presidente Honorario del Instituto Internacional de Filosofía, en París) el azar no puede explicar la existencia del mundo. Afirma que los que creen explicarlo todo a partir de alguna ciencia positiva caen en una “actitud reduccionista que en realidad es anticientífica”. [Véase, por ejemplo, esta entrevista que se le realizó en español en la Universidad de Navarra ].

Thomas Glick, especialista en Historia de la Ciencia de la Universidad de Boston, critica que haya “fundamentalistas del materialismo” que se fabrican una especie de religión o metafísica, “pero nadie confunde esto con ciencia”.

Werner Arber, microbiólogo suizo y Premio Nobel de Medicina por sus trabajos sobre los enzimas de restricción (el “corta y pega” que hoy usan todos los genetistas) no ve incompatible los datos científicos con una lectura razonable de la Biblia. “Yo puedo leer en el Génesis, al comienzo del Antiguo Testamento, que el mundo fue creado en varios periodos, y para mí, esos varios periodos son precisamente evolución”, afirma.

Cees Dekker, premiado especialista holandés en biofísica molecular, recuerda que “el método de la ciencia por si mismo no es cristiano ni es ateo. Ciencia y religión no están en conflicto. Y la ciencia en sí misma encaja muy bien con la visión cristiana del mundo”.

Los documentales “El Origen del Hombre” denuncian que a la ciencia se le hace decir cosas que en realidad no dice, manipulándola al servicio de ciertas ideologías, entre ellas el darwinismo ideológico. En el capítulo dedicado a Darwin, por ejemplo, se recuerda que el naturalista inglés fue manipulado a favor del racismo, tanto por parte del marxismo como en la Alemania nazi y en Estados Unidos. La Iglesia católica, por su parte, no condenó a Darwin y dictaminó que la evolución podría haberse dado dentro de la creación, sin excluir que fuese querida y guiada por Dios. La serie señala los excesos del ateísmo ideológico por un lado, y por otro de los fundamentalistas que hacen una lectura literalista de cada frase de la Biblia.


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